26 de septiembre de 2012


El lunes empecé un nuevo curso. Comencé segundo de Grado de Periodismo y a primera hora me introdujeron en una nueva asignatura: teoría del Periodismo.

El profesor comenzó aclarando los aspectos técnicos, breves esquemas y un programa a seguir de la asignatura. Más adelante, expuso algo más allá de dicha materia. Nos explicó también qué hacíamos sentados en las sillas, y nos recordó si era eso lo que queríamos. Todos asentíamos con entusiasmo pero con cada palabra, nuestros rostros se tornaban preocupados e incluso confusos.

Desnudó la realidad hasta el punto en el que llegó a mostrárnosla de la forma más cruda y simple. Y nosotros, tres veces más asustados nos sentíamos. Conforme hablaba, admitíamos desesperadamente lo que teníamos por delante, y lo que aún tenemos.