Señor Rajoy, gracias por inspirar tantísima confianza y suscitar un miedo innecesario entre jóvenes estudiantes y padres adultos que temen por la frustración personal de sus hijos.
Señor Rajoy, ojalá su hijo o hija estuviera dentro de esa movilización y se hubiesen cometido con él o ella tantas injusticias como hoy se cometen con nosotros.
Señor Rajoy, ojalá tuviera su cuenta corriente con unos números tan decadentes como los nuestros, para que se preocupara por sus derechos como lo hacemos nosotros.
Señor Rajoy, ojalá no hubiera crisis, ni paro, para que la policía no tuviera que LUCHAR literalmente por mantener su puesto de trabajo.
Señor Rajoy, estoy segura de que nunca leerá esto, pero ojalá algún día seamos tantos y tan fuertes que no le de tiempo de leer y tenga que salir por patas del país.
Agotados de un breve e intenso gobierno derechista, privatizador y exclusivo. Agotados de que nuestras esperanzas se agoten. Agotados de pensar que nuestros sueldos acabarán por agotarse. Agotados de ver que usted jamás se agotará ni padecerá como lo hacemos nosotros. Tanto es así que jamás conocerá humanidad alguna, ni empatía.
Gracias por sus mensajes, cada vez más estúpidos e incomprensibles. Gracias porque no me siento tan torpe al saber que no soy yo la que hace las cosas mal, que es usted el que ya se encarga de engordarnos los problemas.
Es usted el que pide que estemos orgullosos de ser españoles, pero ¿cómo tener orgullo si no nos dejan tenerlo? Si se dedicara realmente a la vida pública, vería las masivas manifestaciones y concentraciones que hacen más que evidente que no nos sentimos bien con tal injusticia.
Nosotros sí, estamos dispuestos a caminar juntos, pero por mitad de una gran avenida para reivindicar, sin que nos hagan correr de la policía porque vienen a marcarnos, sin que nos apaleen ni hagan daño, respetándonos como nosotros hacemos y dejando que nos expresemos tal y como ellos también se expresas con los elementos de represión; siendo la palabra más fuerte que cualquier otro maltrato.
Tenemos el arma más fuerte, y el ejército más numeroso.
Con respeto, siempre, una universitaria indignada.