…Dunka lo notaba, se ponía muy triste. Al rato me estaba volviendo a mirar; ahora mismo veo aquellos ojos… “Aunque me mientas, dime que me quieres.” Yo se lo repetía, y muchas cosas dulces, ésas que les gustan. Ella sonreía, volvían a sus ojos aquellas chispitas, pasaba la nube… Seguramente era feliz, sí, seguramente…
Era bonito, ¿sabes?; hacer feliz es bonito.