No es que tenga ganas de escribir siempre sobre lo mismo. No es que este tema sea de vital importancia. No es que mi vida gire en torno a esto. Bueno, un poco sí. Pero «proclamo en voz alta la libertad de expresión, y muera el que no piense como yo.» (Voltarie)
Vamos a aprender a mirar más allá de nuestros propios ombligos. Que hay más mundo por encima de nuestras cabezas.
No quieran arrebatarme la felicidad que tanto me ha costado conseguir.
Los mosquitos eligen a sus víctimas en función de la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que emiten al respirar y no, como afirma la creencia popular, por la “dulzura” de la sangre, según revelaba un estudio publicado recientemente en Nature.
Yo, contigo.
Tú, conmigo.
Gracias por ser a veces solo nosotras, sin el mundo.